Ver es una de las capacidades más importantes del ser humano. El ojo nos permite orientarnos en el mundo. La claridad se distingue de la oscuridad, y los objetos se visualizan en la retina.
No todos los objetos son igualmente perceptibles. Los contrastes, los colores y la luminosidad determinan los límites de la visión humana. Cuanto mayor sea la apertura de la pupila, mejor será la resolución, siempre que haya una luminosidad adecuada.
Las cámaras oculares, la córnea, el iris, la pupila, el nervio óptico, el cuerpo vítreo y también la retina son muy sensibles. Pequeñas alteraciones pueden tener graves consecuencias.
Cuando vemos, utilizamos el globo ocular, la retina, la córnea, el cristalino y el cuerpo vítreo. El llamado humor acuoso también influye en nuestra capacidad de ver. Sin embargo, los ojos no siempre son responsables de una visión defectuosa: los problemas orgánicos u otros problemas funcionales también pueden ser la causa.
Ya a los 20 años, los ojos empiezan a envejecer, aunque normalmente de forma bastante lenta. Las condiciones externas pueden acelerar el proceso de envejecimiento. Entre ellas están la mala iluminación y el trabajo ininterrumpido en la pantalla del ordenador. La radiación de los monitores es perjudicial para los ojos.
Cualquiera que tenga un puesto de trabajo con ordenador está expuesto a estos rayos casi a diario. Si empiezan a dolerte los ojos, es una señal de alarma. No hay que llegar a eso. El estrés también daña los ojos. El resultado puede ser un deterioro de la visión.
Las personas que trabajan en ambientes polvorientos exponen sus ojos a la arena y, a veces, a astillas. En los laboratorios y las obras de construcción también se utilizan algunos productos químicos. Los contaminantes también se encuentran en el humo de los cigarrillos; fumar supone un estrés para los ojos. Tanto en verano como en invierno, la luz solar con rayos UV es un reto para los ojos.
La luz solar contiene peligrosos rayos ultravioleta. Estos rayos ultravioleta no sólo dañan la piel, sino también los ojos. La luz UV produce radicales libres que se eliminan tanto del interior del ojo como de la superficie de la piel. El agua clorada de las piscinas también puede dañar los ojos. Esto puede reconocerse por el enrojecimiento que se produce en los ojos.
Las gafas de sol y los sombreros dan sombra a los ojos, ayudando a mantener los rayos UV nocivos fuera de los ojos. Las lentes de las gafas de sol filtran la luz UV.
Las gafas de seguridad protegen la vista en las obras y los laboratorios. Y si llevas gafas de buceo o gafas especiales para nadar, el cloro nocivo del agua de la piscina no afecta a tus ojos.
Especialmente en el ordenador, hay que procurar tener una buena iluminación para proteger los ojos. Las pausas ofrecen relajación. Parpadear humedece los ojos y les proporciona una valiosa hidratación. Mirar a lo lejos de vez en cuando también proporciona alivio cuando los ojos están demasiado tensos.
Cuando la vista se deteriora, la cirugía suele ser el último recurso. El diagnóstico precoz a menudo puede salvar la visión y evitar que se deteriore.
El éxito de los tratamientos se basa en un diagnóstico precoz. Con el láser, la visión defectuosa puede mejorarse o incluso corregirse por completo. En caso de duda, lo mejor es consultar a tu oftalmólogo.
Más vale prevenir que curar. Toda persona que viaje a menudo debe someterse a revisiones oculares periódicas. Conducir de noche es un reto especial para los ojos.
Se recomiendan revisiones oculares periódicas aunque no padezcas enfermedades oculares. Las enfermedades oculares conocidas son las cataratas y el glaucoma. Los diabéticos a veces sufren retinopatía.
Una dieta sana con mucha fruta y verdura con sus valiosas sustancias vitales protege los ojos. Entre ellas están las vitaminas A, C y E, así como minerales y oligoelementos.
La vitamina A es esencial para la rodopsina. Las células sensoriales de la luz también dependen de ella. La vitamina A se encuentra en el hígado de buey, las zanahorias, las verduras de hoja verde oscura, los boniatos, la mantequilla y las yemas de huevo.
Las vitaminas C y E ayudan a combatir los radicales libres. El perejil, la col blanca, el brécol, los cítricos y los pimientos son valiosos proveedores de vitamina C. La vitamina E se encuentra en los aceites vegetales, los frutos secos, los espárragos y la col.
Los carotenoides comprenden un grupo de vitaminas A, como el betacaroteno, el licopeno y la luteína. Protegen contra los daños que los radicales libres pueden causar en el organismo, incluida la degeneración macular. Las zanahorias, las verduras de hoja oscura y los tomates son ricos en carotenoides.
La luteína se encuentra en las espinacas y también en la col rizada. La yema de huevo también contiene luteína, que el organismo no puede producir y, por tanto, debe absorberse constantemente a través de los alimentos.
Los arándanos, las grosellas, las bayas maqui y el extracto de semilla de uva contienen polifenoles que mejoran la vista.
La astaxantina es uno de los antioxidantes más potentes, que también fortalece la visión y protege la retina de la radiación UV.
Los complementos alimenticios son una alternativa excelente para tomar a diario todas estas importantes sustancias vitales, ya que refuerzan la visión y ayudan a regenerar los ojos.