Las ligeras molestias que preceden al ciclo menstrual son comunes a todas las mujeres. Pero cuando estas molestias son tan graves que afectan a la rutina diaria normal, los médicos hablan de síndrome premenstrual o SPM.
El SPM es un término utilizado para describir una amplia gama de síntomas psicológicos y físicos que se producen de forma recurrente, normalmente entre cuatro y catorce días antes del periodo y terminan bruscamente con su aparición.
Más de un tercio de las mujeres en edad fértil padecen SPM, pero menos del 20% se ven afectadas hasta el punto de necesitar tratamiento médico.
Las causas exactas del SPM aún no se han aclarado, pero se cree que varios factores contribuyen a la aparición de estos complejos trastornos.
Las hormonas sexuales femeninas estrógeno y progestina desempeñan sin duda un papel importante, sobre todo teniendo en cuenta que el SPM se produce simultáneamente con el ciclo menstrual femenino. Sin embargo, aún no se ha aclarado con precisión si las fluctuaciones hormonales son realmente responsables de las molestias o si el fenómeno está más relacionado con una sensibilidad individual particular a los cambios mensuales en el equilibrio hormonal específico de las mujeres que padecen SPM.
Además de las hormonas, otros factores parecen favorecer la aparición del SPM, como la predisposición familiar y el estilo de vida, que a su vez implica el tipo de dieta, la falta de ejercicio y el estrés, todo lo cual influye profundamente en la intensidad del SPM.
Los síntomas del SPM son aún más variados que los posibles desencadenantes. Van desde leves trastornos del estado de ánimo hasta graves alteraciones físicas y psicológicas.
Los síntomas más frecuentes son
El diagnóstico del SPM suele ser difícil debido a la multiplicidad de síntomas y a que la manifestación y gravedad del SPM varía de una mujer a otra. El diagnóstico suele hacerse tras una exploración física cuidadosa y un cuestionario detallado del médico tratante.
Una vez descartadas otras causas orgánicas, el médico puede establecer que se trata del SPM basándose en la descripción de las molestias y su aparición temporal. En este contexto, ha resultado útil llevar un diario durante unos meses en el que las personas que padecen SPM anotan las molestias concretas y el momento de su aparición. Las pruebas hormonales, en cambio, han demostrado ser poco útiles.
Como los síntomas del SPM son muy variables, la terapia debe adaptarse individualmente a la persona afectada. La parte más importante de la terapia convencional es el tratamiento farmacológico. Además de analgésicos para los dolores de cabeza, espalda y pecho, se utilizan diuréticos para el drenaje y antidepresivos para los problemas psicológicos.
Otra opción es la terapia hormonal, que restablece el equilibrio hormonal, aliviando los síntomas causados por el SPM.
Además, hay toda una gama de principios activos naturales que pueden influir positivamente en el SPM. Para las formas leves de SPM, tomar suplementos de magnesio y vitaminas puede ser suficiente. Una ingesta adecuada de vitamina B ayuda al hígado a descomponer el exceso de estrógenos.
Por otra parte, los preparados con agnocactus o pata de lobo regulan de forma natural la proporción de estrógenos y progestágenos. Sin embargo, los efectos de estos preparados sólo son perceptibles tras un largo periodo de uso. Lo mismo ocurre con los preparados de hierba de San Juan, que actúan mejorando el estado de ánimo. La melisa y la valeriana, por otra parte, ofrecen un remedio rápido para la inquietud y los trastornos del sueño.
Es difícil prevenir los síntomas del SPM, ya que aún no se conocen con precisión sus causas. Sin embargo, pueden evitarse todos aquellos elementos que sin duda tienen un impacto negativo, como una dieta desequilibrada, el alcohol, la nicotina, la cafeína y el consumo elevado de azúcar. Además, la reducción del estrés y el ejercicio son comportamientos preventivos eficaces del SPM.