El yodo es un elemento traza esencial y debe ser ingerido a través de la dieta. La cantidad de yodo en los alimentos depende de la concentración de este elemento traza en el suelo. Por lo tanto, la deficiencia de yodo a menudo depende de la región de origen de una persona y del contenido de yodo de los alimentos consumidos.
La deficiencia de yodo puede provocar disfunciones de la tiroides y trastornos del crecimiento en embriones, niños y adolescentes. Las personas en riesgo de una ingesta insuficiente de yodo incluyen a las mujeres embarazadas y a los niños en crecimiento, así como a las personas que viven en áreas con suelo deficiente en yodo.
A pesar de que las deficiencias de yodo podrían prevenirse fácilmente, por ejemplo, mediante sal yodada, el suministro insuficiente de yodo sigue siendo la principal causa de daño cerebral y trastornos del desarrollo, según la OMS.
La deficiencia de yodo ocurre debido a una ingesta insuficiente de yodo a través de la dieta. Las personas que viven en suelos deficientes en yodo tienen un mayor riesgo de desarrollar deficiencias de yodo. Las áreas comunes de deficiencia de yodo son regiones montañosas como los Alpes, el Himalaya, los Andes, así como los valles fluviales en el sur y sureste de Asia, y áreas áridas en África.
La deficiencia de yodo se clasifica como un riesgo para la salud generalizado en 118 países y afecta a más de 1.5 millones de personas en todo el mundo. La deficiencia de yodo puede llevar a trastornos por deficiencia de yodo (TDY).
La ingesta diaria recomendada depende de la edad, con recomendaciones especiales para el embarazo y el período de lactancia. Hay poco acuerdo internacional sobre las cantidades diarias recomendadas, con discrepancias incluso entre países vecinos como Suiza y Alemania. Sin embargo, hay un consenso común de que tanto la insuficiencia como el exceso de yodo son perjudiciales.
El cuerpo no puede producir yodo por sí solo, por lo tanto, depende de la ingesta dietética diaria. Las personas que viven en áreas con suelo deficiente en yodo están en un riesgo particular de desarrollar IDD. Europa sigue siendo considerada un área con alta prevalencia de deficiencias de yodo.
La ingesta suficiente de yodo es especialmente importante durante el embarazo, ya que una insuficiencia durante este período puede tener consecuencias dramáticas para el desarrollo temprano del niño. El yodo es de vital importancia durante toda la fase de desarrollo para apoyar el crecimiento saludable y el desarrollo mental del niño.
La OMS recomienda la fortificación sistemática de la sal de mesa con yodo para prevenir deficiencias epidémicas de yodo.
Las principales funciones de la glándula tiroides son el almacenamiento de yodo y la producción de hormonas tiroideas. Estas regulan funciones corporales importantes y desempeñan un papel fundamental durante el desarrollo neuronal y mental, así como durante la maduración sexual.
El yodo regula el crecimiento y la migración celular, particularmente en el cerebro. Las hormonas tiroideas controlan además el metabolismo de la energía y las grasas, y podrían incluso estar involucradas en el sistema inmunológico. La reducción de la actividad de la tiroides debido a una ingesta insuficiente de yodo puede, por lo tanto, afectar a todo el cuerpo.
El yodo desempeña un papel crucial durante el embarazo y/o el desarrollo temprano del niño para la formación de los órganos, particularmente del cerebro. Un suministro insuficiente de yodo y una baja producción de hormonas tiroideas durante este tiempo pueden afectar negativamente el desarrollo del corazón, el hígado, los riñones, los músculos y el cerebro. Las consecuencias posteriores dependen de la magnitud de la deficiencia y pueden variar desde una reducción de las habilidades cognitivas y una inhibición del crecimiento durante la infancia hasta un grave deterioro de los órganos y del cerebro.
Las hormonas tiroideas reguladas por el yodo están involucradas activamente en la síntesis de colesterol. Un estudio de la Universidad Estatal de Michigan mostró que las personas con deficiencia de yodo frecuentemente tienen niveles elevados de colesterol (LDL), típicamente asociados con hipertiroidismo. Los niveles elevados de LDL a menudo se redujeron a niveles normales después del tratamiento del hipertiroidismo.
Estos resultados indican una regulación activa del metabolismo de las grasas por el yodo. La corrección de la deficiencia de yodo podría, por lo tanto, en casos específicos, llevar a la pérdida de peso, así como a la reducción del riesgo cardiovascular.
Debido a su regulación de las hormonas tiroideas, el yodo influye directamente en la formación y regeneración de músculos y huesos. La deficiencia de yodo, a su vez, conduce a la inhibición del crecimiento, a menudo asociada con la deficiencia de selenio.
Las enzimas activadas por el yodo durante el desarrollo muscular podrían mejorar el tratamiento de trastornos musculares degenerativos.
Otros órganos además de la glándula tiroides también son capaces de almacenar yodo. Estos incluyen la próstata y el seno, así como el páncreas, el sistema nervioso y el sistema gastrointestinal.
En todos los órganos en los que está presente, el yodo inhibe el crecimiento celular de tumores benignos así como malignos. Estas capacidades hacen del yodo un agente activo potencial para proteger contra el cáncer o para combatirlo.
El yodo está presente en todos los alimentos de origen animal, así como en verduras, agua y sal marina. En los productos de origen animal y vegetal, el contenido de yodo depende de la concentración de yodo en el suelo y en el alimento, respectivamente. La sal de mesa yodada representa una de las fuentes más importantes de yodo.
Otras ricas fuentes de yodo incluyen pescado de mar, productos lácteos, huevos, cereales y verduras verdes como espinacas y brócoli. Sin embargo, varios tipos de verduras como repollo, coliflor y rábanos pertenecen a los llamados productos bociógenos, que pueden inhibir la absorción de yodo y contribuir al desarrollo de la deficiencia de yodo.
El yodo es un elemento traza esencial que debe ser consumido en cantidades suficientes. Sin embargo, la suplementación excesiva de yodo puede ser perjudicial para la salud y debe ser evitada.
El exceso de yodo puede causar síntomas similares a los de la deficiencia de yodo. Además, un exceso de yodo puede contribuir a la inflamación de la tiroides y al cáncer de tiroides.
Excluidos de estos límites superiores recomendados están las personas que están tomando cantidades más altas de yodo por razones médicas y bajo estricta supervisión.
Basado en sus propiedades bioquímicas y patofisiológicas, el yodo puede interactuar con varias sustancias e impactar en su efecto.
En el caso del uso concurrente de yodo y medicamentos recetados, se aconseja un estudio cuidadoso del folleto previo.